Según las necesidades y objetivos específicos de cada proyecto, puede que sea necesario trabajar con uno u otro enfoque (o incluso con ambos). Sin embargo, primero hay que entender sus particularidades.
La metodología BIM (Building Information Modeling) y el diseño computacional son dos soluciones de base tecnológica que, en muchos casos, se entrelazan. Pero, a pesar de esta conexión, es importante reconocer que representan enfoques distintos y únicos dentro del ámbito del diseño y la construcción, y que la comprensión de sus especificidades es esencial para tomar decisiones informadas e incluso estratégicas a la hora de desarrollar proyectos.
BIM es una metodología de base tecnológica colaborativa que involucra la creación y el uso de modelos digitales en 3D para diseñar, construir y operar edificios y otras infraestructuras. Estos modelos contienen información detallada sobre la geometría, materiales, componentes y sistemas de un proyecto de construcción. BIM se utiliza a lo largo de todo el ciclo de vida de un proyecto, desde la fase de diseño hasta la construcción y la gestión de instalaciones. La ventaja principal de BIM es que permite a los diferentes equipos de diseño y construcción colaborar en tiempo real, lo que mejora la comunicación, reduce errores y aumenta la eficiencia en todo el proceso.
El diseño computacional, por su parte, se refiere a la utilización de datos, algoritmos y capacidad computacional en un entorno digital de interoperabilidad que permite ampliar el campo de experimentación y diseño, potenciando la capacidad y la creatividad humana. BIM se integra perfectamente como parte de este universo digital en el sector AEC. En este enfoque, se emplean datos y reglas predefinidas para crear soluciones de diseño que cumplan con ciertos criterios, como eficiencia estructural, sostenibilidad o rendimiento energético. El diseño computacional puede abarcar una amplia gama de disciplinas, desde la arquitectura hasta la ingeniería y el diseño industrial. La ventaja principal del diseño computacional es la inteligencia híbrida que se adquiere de la combinación metodológica de capacidad computacional y creatividad, y la ampliación del espacio de experimentación y diseño con la introducción de multiplicidad de variables, que permite explorar rápidamente muchas opciones de diseño y encontrar soluciones innovadoras que podrían no haber sido consideradas a través de métodos de diseño tradicionales.
Por lo tanto, según las necesidades y objetivos específicos de un proyecto, puede que sea necesario trabajar con uno u otro enfoque, o incluso con ambos. Si estás trabajando en una obra como, por ejemplo, un edificio de oficinas, BIM puede ser la opción más adecuada para gestionar la información detallada del diseño y la colaboración entre equipos. Por otro lado, si estás buscando soluciones de diseño altamente innovadoras y optimizadas, el diseño computacional podría ser más apropiado. Todo depende de las características de la obra y los objetivos que proponga el cliente.
Naturalmente, también hay ocasiones en las que el uso de ambas metodologías puede resultar muy útil, ya que cada una aporta fortalezas específicas al proceso de diseño y construcción. Aquí hay algunos escenarios en los que utilizar ambos enfoques puede ser particularmente importante:
Como se ve, la utilización conjunta de BIM y diseño computacional puede ser especialmente beneficiosa en proyectos que requieren un alto grado de eficiencia, innovación y colaboración interdisciplinaria. Ambos enfoques se complementan entre sí al aprovechar la capacidad de BIM para modelar y coordinar la información, y la capacidad del diseño computacional para explorar y generar soluciones de diseño creativas y optimizadas.
La coordinación de proyectos que incluyen ambos enfoques es compleja, y habitualmente requiere de la participación de un BIM Manager con experiencia en el uso de las herramientas de software necesarias y, algo no menor, una gran capacidad de lo que llamamos pensamiento computacional.
Este perfil profesional está creciendo en nuestro ámbito, pero todavía son muchos los casos en los que este tipo de trabajos encuentra fricciones durante su desarrollo, precisamente por falta de una visión de conjunto a la hora de resolver problemas de diseño y gestión ligados precisamente a su complejidad.
No obstante, es interesante ver cómo estas disciplinas van creciendo en nuestro país, y cómo las grandes empresas ligadas al sector AEC ponen sobre la mesa la necesidad de utilizarlas para optimizar la calidad y rentabilidad de las obras.