La relación de la arquitectura con el patrimonio cultural y las tendencias innovadoras en diseño.
Cuando hablamos de arquitectura nos referimos también a la relación de esta disciplina con las diferentes fuerzas que definen la identidad propia de un lugar, o bien de un contexto histórico. Estas fuerzas reflejan el poder, la sociedad, la cultura, incluso las rupturas durante los momentos de crisis. La arquitectura tiene el poder de expresar una realidad más allá de la composición física y espacial, ya que es capaz de transmitir ideas y valores culturales.
En este sentido, aceptamos que el valor público de la arquitectura se fundamenta en lo que los edificios hacen y dicen, en lo que son capaces de expresar, pero también, y muy afortunadamente, en lo que son capaces de crear: realidades nuevas encadenadas en un proceso creativo que se desenvuelve a lo largo de la historia, haciéndose propio, oportuno y parte de la identidad cultural, debido a que se arraiga a un lugar.
¿Por qué la arquitectura forma parte del patrimonio cultural de una comunidad? Porque habla sobre sus valores culturales, y su identidad; porque se convierte en su patrimonio, en los valores que sustentan su realidad actual y la singularidad de la comunidad.
Dicha realidad cultural nos habla de quienes están involucrados en la creación de una comunidad. Nos habla, también, de la visión que las personas tienen del mundo, sus valores, sus gustos, sus intereses y, además, de lo que buscan; nos habla de su proyección futura.
Para entender a las personas, es menester un análisis crítico a diferentes niveles. Trascender la estética, los dogmatismos de la educación, validar las realidades de cada momento histórico. Y, sobre todo, acercarnos a la arquitectura como expresión artística y creativa, entender su geometría, la composición, los materiales, la poesía; aprender a ver la arquitectura desde otra perspectiva.
La actitud contemporánea y el valor de la arquitectura
Si un edificio afecta el significado de otro, cuando sus expresiones se combinan e interactúan, entonces, en las propuestas arquitectónicas surgidas dentro de contextos consolidados debe existir una actitud creativa frente a la historia. Esa actitud creará una cultura dispuesta a ser crítica, a proponer un nuevo estado de las cosas.
Entre lo existente y lo nuevo hay una relación complementaria que reside en el ideal de un nuevo significado. Es la creación de una nueva realidad que genera apropiación en una comunidad. Cuando un edificio actúa sobre otro, creando una nueva identidad combinada y expresando nuevos sentidos, se genera un intercambio que está en el fundamento de todo acto creativo (Paul S. Byard).
Esta relación complementaria entre lo existente y lo nuevo es un espacio ideal para albergar un nuevo significado. Se crea una nueva realidad basada en principios de geometría, volumetría y espacio. La arquitectura tiene su propio lenguaje y se refiere a elementos importantes como la estructura, el espacio, la forma y la construcción; elementos que evolucionan e interactúan para proveer un orden preciso al espacio, una identidad precisa, una interfaz de comunicación particular que podemos renovar e intervenir, a fin de generar nuevos ámbitos colectivos de interacción.
Si la relación entre edificios existentes y edificios nuevos se entiende en el curso de los procesos de protección y preservación, deben existir leyes que protejan la identidad expresiva de los edificios, existentes y nuevos. Al abrir un espacio creativo que promueva la reflexión sobre la dinámica entre lo histórico y lo nuevo, se multiplican las oportunidades para el desarrollo cultural. Se abre la posibilidad de expresión en un acto creativo, cuyo fundamento serán los valores patrimoniales e históricos.
Cuando el impacto resulta en lo que se llama, colectivamente, trabajos combinados, una vez que un conjunto histórico se interviene, aquellos elementos nuevos entran a participar en las dinámicas del conjunto, su lenguaje, su desempeño arquitectónico y urbanístico dentro de un contexto más amplio.
Espacio para la creación cultural
Ahora bien, la propuesta creativa trasciende la tradición y el acercamiento a un mundo virtual más amplio. El concepto generador de la propuesta ya no se basa en la imitación, las líneas de composición, la proporción, ni en el lenguaje estilístico. La nueva realidad generada permite la coexistencia de hechos y factores, heredados o propuestos. Una actitud creativa frente a la historia, la libertad misma de constituirse en actores dentro de la escena de la historia, es un acto de creación colectiva cultural.
De cara a la tradición moderna, la actitud del mundo cambió a partir de los años 60, tanto en las ciencias, como en las humanidades, y fuertemente en el ámbito creativo. Durante el periodo final del siglo XX, la multiplicidad de realidades confrontó a los arquitectos en su práctica, transformada en una destreza experimental cuyos resultados construyen un todo orgánico. Presentando así, un nuevo paradigma para la creación espacial y la experiencia del espacio.
En conclusión, la arquitectura combina cualidades espaciales y estructurales, donde lo histórico y lo nuevo se transforman mutuamente. Una narrativa poética en la que las características anteriores coexisten; generan nuevos paisajes que introducen a la arquitectura actual dentro de ambientes históricos. En el tema, aparece una realidad más compleja, señalada por Robert Venturi como la realidad que refleja la difícil unidad de la inclusión, en contraste de la fácil unidad de la exclusión.