Recientemente me crucé con esta pregunta leyendo sobre Ben Horowitz, cofundador y socio general de la firma de capital de riesgo Andreessen Horowitz, a propósito de su libro What You Do is Who You Are.
Me hizo pensar en mí, en qué hago, en cómo lo hago y en el por qué lo hago. Y muy a propósito en un momento de la vida en que estoy reordenando mi práctica, en que se abren nuevas oportunidades y en que me he confrontado con el poder y el querer, que en el fondo son para mí los agentes controladores de lo que pasa y de cómo pasa.
Y es que en los últimos seis meses he tenido la oportunidad de conocer y entrevistarme con personas muy interesantes, cada una con un universo de opciones y posibilidades, pero sobretodo con el interés de conocerme, de saber quién soy yo y quizás entender de qué soy capaz.
La última entrevista que tuve hace unos días, fue determinante para encauzar mi actuar y mi pensar; como un déjà vu de una vida pasada, me llevó a momentos cruciales en mi vida y a la toma de decisiones muy propias, cuyo derrotero me traen al presente y determinan qué hago hoy en día. Pero lo importante realmente de la historia es que muestra quién soy.
Esta persona, con una trayectoria muy interesante en el campo tecnológico, asociado a una empresa líder en proveer tecnología y software en el sector AEC en el mundo como es Autodesk, y después de una conversación muy generosa de su parte, tuvo la capacidad de re-centrarme en la reflexión fundamental entre diseño y tecnología. Reflexión que ha sido determinante, siempre, en todo mi desarrollo, como persona y como profesional.
Y es que hoy en día esta es, en mi opinión, la discusión más importante: desarrollar la capacidad creativa en interacción con la capacidad tecnológica, para potenciar lo que hacemos como diseñadores. La arquitectura, tanto en el sector AEC, como en el campo del desarrollo, define el vehículo para enfrentar problemas cada vez más complejos y darles una solución original y apropiada. Y esto es lo que nadie más hace, porque es cuando aparece la solución y el planteamiento original cuando nos damos cuenta de quiénes somos y de qué somos capaces.
Para mí siempre ha estado presente la necesidad de hacer confluir en un momento creativo, la experiencia y el conocimiento, con los retos propios impuestos por las distintas realidades de mis proyectos, y la tecnología me ha permitido ampliar mis capacidades siempre en un entorno cada vez más holístico de análisis y práctica.
Escoger las herramientas tecnológicas apropiadas ha sido también toda una experiencia en sí misma, aprender a manejar los diferentes software, sentirme impulsada a ampliar mi horizonte como desarrolladora y tener la capacidad creciente de interoperar en el entorno de una práctica holística del diseño, me trae al presente de la discusión. No se trata de lo uno o de lo otro sino de cómo en un entorno de posibilidades tecnológicas y una creciente necesidad de resolver problemas complejos con creatividad y originalidad.
Y, no por casualidad, recientemente tuve que aprender Archicad; y pensé que sería accesorio dentro del entorno BIM y el desarrollo de aplicaciones al que me he dedicado como especialista. Pero la realidad ha sido inesperadamente interesante, no solamente he podido experimentar con herramientas digitales que replican en la práctica las actividades que solían ser cotidianas para los diseñadores antes de tener a disposición software especializado, sino que me lleva, de nuevo, a la misma discusión que planteo. ¿Se trata pues de la capacidad creativa o de la capacidad tecnológica?
Creo que la respuesta está en no perder de vista el objetivo, y en mi caso ese objetivo es el diseño original y apropiado siempre. Ahora, en dónde está la diferencia y la originalidad, está en la capacidad de integrar la tecnología en el proceso creativo, tener la capacidad de desarrollar la herramienta apropiada para el momento en el que estamos, el proyecto que tenemos entre manos.
