El diseño impulsado por el rendimiento busca explorar el espacio de diseño y encontrar la mejor solución posible a partir de las determinantes del proyecto.
El performance-driven design es un enfoque que utiliza la simulación y la optimización para crear diseños arquitectónicos que satisfagan múltiples criterios de rendimiento, tales como la eficiencia energética, la sostenibilidad, la funcionalidad, la estética y la innovación.
A diferencia del diseño basado en el rendimiento, que se limita a evaluar la performance de una solución dada, el diseño impulsado por el rendimiento busca explorar el espacio y encontrar la mejor solución posible a partir de las determinantes del proyecto.
Algunos ejemplos de obras arquitectónicas que se han realizado bajo este modelo son:
- El edificio de oficinas de la sede de Siemens en Múnich, Alemania, diseñado por Henning Larsen Architects. Este edificio utiliza un sistema de fachada inteligente que se adapta a las condiciones climáticas y a las necesidades de los ocupantes, reduciendo el consumo de energía y mejorando el confort térmico y visual.
- El pabellón de la Expo 2020 de los Emiratos Árabes Unidos en Dubái, diseñado por Santiago Calatrava. Este pabellón se inspira en el vuelo de un halcón y utiliza una estructura de acero ligera y una cubierta de tela que se abre y se cierra según la hora del día y la temporada, creando un efecto dinámico y una ventilación natural.
- El museo de arte de Ordos en Mongolia Interior, China, diseñado por MAD Architects. Este museo tiene una forma orgánica y fluida que se integra con el paisaje desértico y se ilumina con luz natural a través de aberturas en el techo. El museo utiliza un sistema de calefacción geotérmica que aprovecha el calor del subsuelo y reduce las emisiones de carbono.
Estos ejemplos muestran cómo el performance-driven design puede generar soluciones arquitectónicas que no sólo cumplen con los requisitos funcionales y técnicos, sino que también expresan una visión creativa y una identidad cultural.
En ese sentido, queda claro que este modelo representa una oportunidad para los arquitectos de utilizar las herramientas digitales y los métodos computacionales para ampliar el alcance y la calidad de su trabajo. Sin embargo, también implica algunos desafíos, como la complejidad de los modelos de simulación, la selección de los parámetros de optimización, la validación de los resultados y la integración de los aspectos sociales y humanos en el diseño.
Tres herramientas habituales en performance-driven design
Algunas de las herramientas digitales que facilitan el análisis, la exploración y la evaluación de las soluciones de diseño son las habitualmente mencionadas en este blog:
- Revit: un software de modelado de información de construcción (BIM) que permite diseñar, construir y operar edificios de forma integrada y colaborativa. Revit permite realizar simulaciones de rendimiento energético, estructural, acústico, lumínico y térmico, así como optimizar el diseño mediante algoritmos genéticos.
- Grasshopper: un plugin de modelado paramétrico para el software de diseño 3D Rhinoceros. Grasshopper permite crear geometrías complejas y variar sus parámetros de forma interactiva, y puede conectarse con otras herramientas de simulación y optimización, como Ecotect, Galápagos, Ladybug y Honeybee.
- Dynamo: una plataforma de programación visual que se integra con Revit y permite automatizar tareas, manipular datos y generar geometrías paramétricas. Dynamo se puede utilizar para crear soluciones de diseño impulsadas por el rendimiento, utilizando nodos de simulación, análisis y optimización.
Como siempre decimos, las mejores herramientas son aquellas que permiten lograr un alto nivel de interoperabilidad, con una buena integración del flujo de datos en los procesos y teniendo en cuenta las características de cada proyecto. Por eso es que los trabajos que utilizan performance-driven design aprovechan las características de Revit, Dynamo, Rhinoceros y Grasshopper, entre otras.
Ciencia, arte y humanismo
El performance-driven design es un enfoque que combina la ciencia y el arte para crear diseños arquitectónicos que respondan a múltiples criterios de rendimiento y que reflejen una visión innovadora y una sensibilidad estética. Como tal, requiere de un proceso iterativo y colaborativo entre los arquitectos, los ingenieros, los usuarios y los stakeholders, así como de un uso eficiente y crítico de las tecnologías digitales y los métodos de simulación y optimización.
Gracias a ello, puede contribuir a mejorar la calidad de la arquitectura y a enfrentar los retos del siglo XXI, como el cambio climático, la escasez de recursos, la urbanización y la diversidad cultural. El reto está en lograr que este tipo de enfoques crezca en la práctica de nuestra disciplina, y nos ayude a generar soluciones arquitectónicas a la altura de los desafíos que nos plantea la coyuntura actual.